lunes, 25 de julio de 2011

Que no me da la gana de celebrar un 25 de julio


Es 25 de julio, otro fastidioso día feriado que, sin saber por qué, celebramos en la playa con una neverita llena de cervezas frías. Que días estos que vivimos sin ser conscientes de nuestra historia y sus aforos a medias, pero sobre todo, sin ser conscientes de nuestra tribulación. Infortunio amargo el que nos ha tocado vivir.

Hoy muchos aplauden mientras pocos lamentan. Medio pueblo celebra la llegada del invasor al son del cañón y el fusil, mientras la otra mitad celebra como se perpetuó con la tinta y el folio. Que bárbaro boricua, que bárbaro.

Más yo, un 25 de julio, no puedo más que remontarme a 1978, a Villalba, al Cerro Maravilla. Un día como hoy agentes de la policía de Puerto Rico, siguiendo órdenes del alto mando, le dieron muerte a dos jóvenes independentistas, Arnaldo Dario Rosado y Carlos Soto Arriví, por disponerse estos a hacer actos de sabotaje como protesta para exigir la liberación de un preso político.

Todos tenemos una interpretación propia de lo sucedido en el Cerro Maravilla ese día. Algunos son cegatos, otros dejamos nuestra imaginación correr demasiado. Es por eso que solo quiero hacer referencia hoy a algunos hechos ya probados más allá de duda razonable en los juicios de los policías que asesinaron vilmente a estos jóvenes.

(i) Arnaldo Dario Rosado y Carlos Soto Arriví fueron entrapados por el agente encubierto Alejandro González Malavé, quien tras infiltrarse en el grupo independentista donde militaban los jóvenes, los indujo a secuestrar a un taxista y los llevó hasta el Cerro Maravilla.

(ii) Los jóvenes fueron asesinados a sangre fría mientras se encontraban desarmados y rogando por sus vidas.

(iii) Los agentes de la policía llegaron al Cerro Maravilla sabiendo que encontrarían a los dos jóvenes allí y con la misión única de fusilarlos.

(iv) Luego de los sucesos, los agentes intentaron encubrirse unos a otros.

(v) Ese mismo 25 de julio, el Gobernador Carlos Romero Barceló, frente a una multitud de personas declaró héroes nacionales a los agentes de la policía que habían llevado a cabo el operativo.

No pretendo saber exactamente qué fue lo que pasó ese día en Villalba. Muchos cabos quedaron sin atar y con gran probabilidad jamás serán atados. Algunos de los agentes de la policía fueron convictos por obstrucción a la justicia y otros por asesinato en segundo grado. Hoy día, todos se encuentran en la libre comunidad.

El 25 de julio es un día oscuro que por siempre debemos lamentar. Toda vez que el Estado intente suprimir la disidencia a través de la violencia, tenemos que indignarnos, tenemos que gritar, tenemos que disentir con mayor fuerza y convicción.

Hoy, cuando te estés tomando tu cervecita en la playa, espero que al menos sientas algo del coraje que siento yo.