Mañana
será el día de la recolección final de los destinos encubiertos. Aquellos que
tanto han rodado por la inconciencia del incompareciente. La charca que
deslumbra el pantano mugriento que llevo por recuerdo. No fuiste tú de garante,
fui yo de desaliñado. Tanto aprendió el sabio de su necedad como dejó de
interpelar el necio por futilidad. No me entiendo cuando pienso ni me siento
cuando no. La razón no es lógica sino impulso incongruente que nunca pernocta
en lo ideal. Se aloja, más bien, en ensueño.
domingo, 23 de marzo de 2014
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