Hace poco una buena amiga me bautizó con el
apodo “skittles”. Sucede que después de tener muchas discusiones sobre
distintos temas, principalmente de política, yo argumenté en distintas
ocasiones a favor de ideas y personajes políticos que militan dentro de todos y
cada uno de los partidos políticos que existen en Puerto Rico. Para ella, esto
es indicio de que soy un indeciso político y por tanto me parezco a un paquete
de skittles, donde de un mismo empaque salen muchos colores. Al principio,
tengo que admitir, no me hizo mucha gracia. Sin embargo, luego de ponderarlo
buen tiempo me parece genial para enlazar dos ideas que vengo masticando hace
algún tiempo ya. Así que voy a usar esta historia como pie forzado para traer
una discusión sobre los partidos políticos en Puerto Rico y para proponer lo
que llamaré, por falta de un mejor nombre, la doctrina skittles.
Siempre he criticado la organización de los
movimientos políticos en Puerto Rico. Particularmente los grupos que se
organizan políticamente para aspirar al poder en elecciones. Nuestra realidad
histórica nos ha llevado a un presente donde nuestros partidos políticos no son
ideológicos. Me explico. Hasta hace poco, solo existían en Puerto Rico tres
partidos que iban a las elecciones cada cuatro años. El PNP, el PPD y el PIP.
El PNP reúne a las personas que favorecen la anexión de la isla a Estados
Unidos. El PPD reúne a los que favorecen el Estado Libre Asociado como alianza
permanente a Estados Unidos y alguno que otro loco que aspira a desarrollar
poderes soberanos. El PIP reúne a algunos de los que favorecen el que nos
independicemos de Estados Unidos. ¿Qué tienen todos en común? Pues, que todos se
han organizado pensando en como debe ser la relación entre Puerto Rico y Estados
Unidos, no ideológicamente. El resultado es la mogolla de país que tenemos.
Para mí, una ideología política es una
corriente de pensamiento que identifica como debe ser la relación entre el
pueblo y el poder. Atiende asuntos sociales, económicos, de seguridad y del
quehacer general del pueblo. Usualmente se fragmenta entre conservadores,
liberales y los que se encuentran entre ambos. En los países civilizados esto
tiende a tener como resultado el que los partidos políticos se dividan entre
los que entienden que el gobierno debe gastar mucho dinero en asegurarle
beneficios sociales al pueblo y los que entienden que el gobierno debe ser
pequeño y debe tener un rol limitado. Por lo que la ideología se refiere a como
se relaciona el pueblo con las estructuras de poder. Los partidos políticos no se
dividen por sus diferencias en cuanto a como relacionarse con otro país. He ahí
la deficiencia primordial con nuestro sistema de partidos.
El resultado de que tengamos partidos no ideológicos
es que compartan dentro de un mismo partido, dentro una misma papeleta, dentro
de un mismo plan de gobierno y con un mismo discurso, personas que tienen
ideologías distintas. Así por ejemplo en el PNP cohabitan personas que se
identifican en Estados Unidos con el Partido Republicano junto con personas que
se identifican con el Partido Demócrata. No, no y no es posible que esto
produzca un resultado coherente. ¿Como es posible que personas que creen en
distintas formas de gobierno, gobiernen un país adecuadamente? Simplemente no
es posible.
Debo aclarar que esto ha ido cambiando
lentamente. En las próximas elecciones tendremos por primera vez en yo no se cuantos
años al menos un partido ideológico, el PPT. Un partido ideológicamente
identificado con los reclamos de la clase obrera y los beneficios sociales.
Lamentablemente no se espera que esto produzca gran cambio en el proceso
eleccionario ya que se prevé que continúe la hegemonía bipartidista.
A mi me gustaría ver que se fraccionaran los
partidos grandes en sus distintas vertientes ideológicas. Soy del criterio de
que un sistema pluripartidista es más representativo que uno bipartidista. Es
más abierto a los consensos.
Pero, llegando al punto que quiero hacer, el
problema principal que tenemos políticamente como pueblo es que no hemos sabido
organizarnos ideológicamente. Todo por culpa del bendito status. Tal vez si dejáramos
de pensar en el status y en como relacionarnos con Estados Unidos, lograríamos mejores
condiciones de vida para el puertorriqueño promedio. Eso es lo que buscamos
después de todo, ¿o no?
Yo parto de la premisa de que toda persona
seria que se canta de tener alguna preferencia de status lo hace porque
genuinamente entiende que es lo más conveniente para el desarrollo de su país.
Y esto es así porque la estadidad, el estadolibrismo (el desarrollado) y la
independencia tienen todas sus virtudes. Cada cual se mueve hacia donde entiende
que hay mayores virtudes. Por eso acepto ser skittles, porque veo virtudes en
todas las formulas. (tal vez luego escriba sobre cuales son estas virtudes)
Claro, favorezco la independencia porque la encuentro más virtuosa.
Lo cierto es que nadie está satisfecho con lo
que vivimos hoy día. Nuestro sistema es inoperante. Todos queremos cambiarlo
pero nadie sabe como. Bueno, pues yo propongo que nos olvidemos del status. Que
comencemos a trabajar hacia los consensos y nos organicemos ideológicamente. En
cierta medida, es algo así como dejar a un lado la lucha por como relacionarnos
con Estados Unidos y enfocarnos en como relacionarnos con los puertorriqueños.
He ahí la doctrina skittles. Entrar
en un empaque y salir todos los colores mezclados. Es reorganizarnos
ideológicamente.
Para que avancemos como pueblo los estadistas
tienen que ser menos prepotentes, los estadolibristas tienen que ser más
honrados y los independentistas tenemos que ser menos orgullosos.
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